En el Año Sacerdotal Diocesano de Sololá-Chimaltenango, retomamos este blog, para seguir recordando con aprecio a nuestro querido Monseñor Eduardo, y también para recoger parte de su profunda espiritualidad sacerdotal.
He aquí unas palabras suyas:
Nos llenamos de gran alegría, porque gracias al ministerio de los sacerdotes, podemos menternos en el corazón de Jesucristo, Buen Pastor, que prometió su presencia en medio de nosotros hasta el final de los tiempos. Jesús está permanentemente presente en los sacerdotes por el Sacramento del Orden, para que ellos puedan actuar en su nombre.
Eduardo Fuentes Duarte
En la clara mañana del 20 de julio de 1997, falleció en Guatemala, Mons. Eduardo Fuentes. Dedicó lo mejor de sí mismo a formar sacerdotes. Murió con la satisfacción de haber contribuido al enriquecimiento de la Iglesia en Centroamérica con más de cincuenta ordenaciones. Ofreció su vida por la Paz de Guatemala, por su diócesis, por su seminario. Su ejemplo anima a los jóvenes sacerdotes a ser "Pastores, según el Corazón de Cristo".
lunes, 2 de diciembre de 2019
jueves, 19 de julio de 2012
Nació en las cálidas y tropicales tierras del Nororiente guatemalteco, en Bananera, quiriguà, un 20 de agosto de 1941, del matrimonio de don Ernesto Fuentes y doña Isabel Duarte de Fuentes. Bautizado a los pocos días, recibió los nombres de Eduardo Ernesto, y fueron sus padrinos don Alfredo Obiols y doña Isabel del Cid de Obiols, grandes amigos de sus padres.
Al poco tiempo la familia se traslada al barrio de Santo Domingo en la capital de Guatemala. El pequeño Eduardo aprende sus primeras letras en el Colegio Santo Domingo, llevado por los religiosos Dominicos.
Trasladados nuevamente a Bananera, la familia conoce al párroco de aquella localidad, el P. Angélico Melotto de quien se hacen muy amigos. Eduardo cuenta con 11 años cuando recibe el sacramento de la Confirmación y pide al P. Melotto que sea su padrino. A Eduardo le gustaba acolitar las misas que celebraba el P. Melotto, por lo que empezó una amistad que duró toda la vida.
Al poco tiempo la familia se traslada al barrio de Santo Domingo en la capital de Guatemala. El pequeño Eduardo aprende sus primeras letras en el Colegio Santo Domingo, llevado por los religiosos Dominicos.
Trasladados nuevamente a Bananera, la familia conoce al párroco de aquella localidad, el P. Angélico Melotto de quien se hacen muy amigos. Eduardo cuenta con 11 años cuando recibe el sacramento de la Confirmación y pide al P. Melotto que sea su padrino. A Eduardo le gustaba acolitar las misas que celebraba el P. Melotto, por lo que empezó una amistad que duró toda la vida.
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